lunes, 14 de mayo de 2012

DÍGASELO CON FLORES

     La costumbre de expresar pensamientos y sentimientos por medio de las flores es antiquísima y, al igual que el té, el azafrán y los rollitos de primavera,  procede de Oriente. En la época victoriana, flores variadas y arreglos florales se usaban para enviar mensajes codificados que expresaban sentimientos que, de otro modo, nunca se podrían hablar. Esta tradición se ha ido perdiendo con el paso del tiempo y sólo nos quedan ciertas formas muy concretas asociadas a los momentos más importantes de nuestra vida.
     En un intento de desbrozar tema tan frondoso analizaremos con más detalle algunos aspectos del lenguaje floral en nuestro actual panorama:
     1) La primera clasificación se hace en función del color. Una misma flor con distintos colores adopta distintas interpretaciones. El ejemplo más común es la rosa:
          - Rosa roja,  indica apasionamiento, un quiero con todo el alma, como en  los primeros años de gobierno de Felipe González.
          - Rosa rosada, señala una pasión menor, un quiero y no puedo porque no se si quiero, como en la segunda legislatura de Rodriguez Zapatero.
          - Rosa díez,  nadie ha comprendido todavía muy bien a quien quiere y que es lo que significa.
     Ojo, sin embargo, con la diversa interpretación que de un mismo color se hace en distintos lugares pues si en España la rosa amarilla revela amor platónico en los países germanoparlantes simboliza infidelidad, lo cual explicaría con precisión la amarillísima relación actual entre Mariano Rajoy y Angela Merkel.
      2) También varía su significado según el tipo de flor:
          - la rosa, para la persona amada
          - el cardo, para la que no se quiere amar
          - la ortiga, para la madre de cualquiera de las anteriores
          - el nardo, para el ministro que no para de tocárnoslo
          - el ramito de azahar, para la novia que se casa
          - la carita de capullo, para el novio que dejan plantado
      3) Por último, la sabiduría popular utiliza expresiones con la palabra flor para designar ideas muy variopintas que, ubicadas con grandes letras sobre las pancartas de una manifestación, constituirían acidísimas críticas del momento que ahora vivimos:
           - "Nacer con una flor en el culo", en referencia a la carrera política de Ana Botella.
           - "De tal flor tal olor", en cuanto a los efectos de la reforma laboral.
           - "Flores pintadas no huelen a nada", de la gestión en la ciudad de Madrid de su actual alcaldesa.
           - "Flor y fruto, rara vez se ven juntos", acerca del entusiasmo conyugal con el que SS.MM. los Reyes de España encaran sus bodas de oro.
           - "La rosa en su tiempo se abre", sobre las protestas del pequeño comercio por la liberalización total de horarios.
           - "Dale de comer rosas al burro y te pagará con un rebuzno", de la inyección de dinero público a los bancos para estimular el crédito.
           - "El cerdo no sueña con rosas sino con bellotas", referida a la calaña de aquel imbécil empresarial que nos exilió a Laponia a los parados.
     No quisiéramos acabar tan oloroso y colorido asunto sin hacer referencia al milagro de vida que, para aquellos que pensaban que era flor de un día, ha germinado un año más en este florido mes de mayo. El 12M un ramillete heterogéneo de personas, en la flor de la vida unos, aportando sus últimas y mejores fragancias otros, con los sentimientos a flor de piel todos ellos ante este afán desmesurado de poda y recorte que nos limita, brotó de diferentes puntos de Madrid para converger hacia el centro, buscando cada cual su poquito de Sol.
     Por supuesto, una multitud de jardineros pulcramente uniformados ya habían circunscrito el lugar con sus vehículos convirtiendo el improvisado jardín en un controlado macetero del que se podía, como así ocurrió después, arrancar con eficacia cualquier flor que decidiera plantarse allí demasiado tiempo.
     Pese a todo, es de agradecer, otro año más, tanto despliegue de color, de savia nueva, de ímpetu vigoroso y renovado que, sin un rumbo concreto (como suelen crecer las flores) pero siempre hacia arriba, intenta escapar del cenagal, de este siniestro erial descolorido en el que nos han injertado a base de recortes y miedo al futuro todos aquellos que de DECENCIA, SOLIDARIDAD, ESPERANZA...NO TIENEN NI FLORES.

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